Y así entramos en relación con la energía que constituye la totalidad del universo; de esta energía neutra nosotros somos manifestación y al mismo tiempo estamos sostenidos por ella: el Prana.
Cuando una persona alcanza el nivel de la manifestación promordial, alcanza y se hace una con el Shakti, que es Prana, la fuerza viva. La energía sutil de nuestro interior es tan potente que si, a través de la meditación, le diéramos la oportunidad de desplegarse, nos beneficiaría en todos los aspectos. Nos beneficiaría a nosotros y a nuestro entorno. Si nos hacemos mejores a nosotros mismos, propagamos una cierta vibración a nuestro alrededor y el entorno también mejora. Si una flor se hace bella, embellece al jardín.
No hay milagros. Todo son leyes naturales , pero como no las comprendemos, las llamamos milagros.
Om Mani Pädme Hum.
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